«Ahora vivo más desde lo que quiero ser y lo que deseo aportar a este mundo. De ahí que ahora, además de continuar trabajando en recursos humanos, estoy desarrollando Transalquimia: un proyecto que tiene como propósito la reconexión con la naturaleza, con la vida y la Tierra.»
Diana Bacanu. Mujer de 38 años. Artesana alquímica re-conectora con la vida y con la Tierra. Líder de recursos humanos en empresa que busca aportar bienestar y calidad de vida de las personas en el entorno laboral.
Entrevista: Ximena Ordóñez Cárdenas
Fotografía: Stephan Vallott
¿Hace cuánto y cómo llegaste a Mayéutika?
Llegué a Mayéutika hace cuatro años. Estaba atravesando un momento de crisis profesional porque a pesar de que trabajaba en Recursos Humanos, mi quehacer tenía poco de humano. Tenía bajo mi responsabilidad el cierre de algunos centros de trabajo y los recortes de personal que esto implica. Sentía que lo que hacía ya no correspondía a mis valores. Me sentía agotada y me dolía mucho el cuerpo. Entonces, empecé un proceso de Acupuntura con Esther. Después de estar en este proceso, empecé a darme cuenta que mi cuerpo estaba albergando mucha tensión y por sugerencia de Esther, decidí ir a probar una clase de bio+ con Vicen, y ¡me encantó!
¿Qué recuerdas de tu primera experiencia?
Recuerdo que desde que entré a la sala sentí como si ésta fuera un útero que me acogía. Cuando llegué, la sensación e intuición me decían que ese era el lugar en el que debía estar. Esta primera experiencia en bio+ me impresionó mucho. Recuerdo que hubo mucho movimiento, contacto físico y trabajo en parejas. Me percaté que estaba súper rígida ¡parecía un palo!
En bio+ me di cuenta de que me había desconectado mucho de mi cuerpo y que necesitaba recuperar la conexión con él, para vincularme con los demás. Así que empecé a asistir todos los jueves. Luego de casi seis meses se abrió el periodo de los ciclos de profundización y sentí que era el paso siguiente para continuar explorando y fortaleciendo mi trabajo de reconexión conmigo misma y con la vida.
¿Cómo fue tu experiencia en los tres años de formación?
El primer año, fue el año en el que me quité muchas corazas. La reconexión con el cuerpo me permitió reconocer las máscaras y personajes que daban sustento a la identidad que me había creado. Fui explorándolas y soltándolas. Fue un año de mucha limpieza. El segundo año, lo viví como un proceso visionario. El reconocer las tradiciones no duales y toda la sabiduría que hay detrás del taoísmo, la cábala y el tantra, me aportaron una forma de entender la no dualidad y comprender que somos parte de una unidad. Para mí, este segundo año fue un proceso de recuperar esta visión y vivir la vida con la confianza de que detrás de lo que puedes observar en tu día a día, existen otros niveles de realidad que te sostienen. Sabes que todo lo que ocurre tiene un sentido profundo a pesar que su orden no siempre es comprensible y visible para nosotros. Y, el tercer año, fue para mí, una inmersión profunda en el universo del cuerpo. Comprenderlo desde la visión de la medicina china y los chakras me permitió volver al cuerpo para integrar su sabiduría en mis células y procesos vitales. Fue vivir el cuerpo desde otra consciencia y con otro sostén.
¿Cómo contribuyó la formación en tu vida?
En la formación hice trabajo de reconexión. En primer lugar, reconecté con mi cuerpo y esto me permitió reconocer mis emociones y aceptarlas tal y como son. Ahora, las percibo como fuentes de energía que tienen y le dan un sentido profundo a mi forma de estar en el mundo. El dejarme sentirlas, abrazarlas, vivirlas y soltarlas me ha llevado a reconectar con diferentes fuerzas. Como por ejemplo la fuerza del guerrero y la potencia que te da en los momentos en que la necesitas. La fuerza de lo femenino, lo importante que es la nutrición, el cuidar, el escuchar, el estar en silencio. Es decir, recuperar y reconectar con la feminidad. También reconecté con la Tierra, nuestras raíces, nuestra verdadera naturaleza. Experimenté el sentirme parte de un sistema vivo y reconocí la fuerza ancestral que nos sostiene. Esto me ha permitido volver a confiar en la sabiduría del cuerpo, que es una guía para la vida. Ahora percibo más la sabiduría del cuerpo que antes no escuchaba o no veía.
¿Qué te llevas del proceso de formación?
Siento que estos tres años me han dado fuerza y sostén para hacer cambios en mi vida. Hoy vivo y tomo decisiones teniendo en cuenta mis deseos profundos y mi propósito vital, dando más sentido a mi vida. Ahora vivo más desde lo que quiero ser y lo que deseo aportar a este mundo. De ahí que ahora, además de continuar trabajando en recursos humanos, estoy desarrollando Transalquimia: un proyecto que tiene como propósito la reconexión con la naturaleza, con la Tierra y con la Vida.
¿Qué crees que la vida te está proponiendo o invitando a caminar en este momento?
He recibido muchísimo y siento que en este momento me toca dar. Ponerme al servicio desde una manera más activa. Desde siempre he tenido este deseo profundo de ayudar a los demás y estar al servicio. Ahora me siento con el empoderamiento y las ganas de ponerme al servicio y de ofrecerme con lo que soy y lo que he vivido. Mi propósito es ponerme al servicio de la reconexión con la Tierra, con nuestro cuerpo, nuestro propósito vital y con la comunidad.
¿El proceso con Mayéutika te ha aportado algo en tu trabajo?
En el trabajo, hice un cambio importante. En la empresa, antes llevaba los proyectos desde la lucha contra un sistema que quería cambiar, pues se vive un ambiente competitivo de mucho estrés. Después de Mayéutika, me planteé un cambio: sigo trabajando en recursos humanos, sólo que ahora, busco fomentar y generar acciones de manera más creativa para el bienestar y calidad de vida de las personas en sus lugares de trabajo.
¿Qué le dirías a una persona que está pensando en iniciar el proceso de ciclos de Mayéutika?
La experiencia Mayéutika es un camino de recordar más que nada. Recordar de dónde venimos, recordad quiénes somos y cómo queremos ser. Es una experiencia que es difícil de explicar en palabras. Hasta que no lo vives no lo puedes comprender. Entonces, sí sientes algo que te llama, a pesar de que no sepas qué es, ¡prueba! Permítete sentir sí resuena en ti.