Carta de presentación

Te invito a emprender una increíble aventura de regreso a nuestra naturaleza profundamente humana: viva, animal, mamífera y salvaje, al tiempo que sensible, sutil, sublime y cósmica. Se trata de un viaje interior así como también de acción en la vida y la cotidianidad, para poco a poco ir descubriendo lo que realmente somos e ir distinguiéndolo de lo que no somos y así, con valentía, paciencia y amor, vivir cada vez más en coherencia con nuestra auténtica naturaleza.

Nosotros los humanos somos unos seres extraordinariamente paradójicos. Somos capaces de lo mejor y de lo peor. Lo vemos al salir a la calle, al relacionarnos, en el trabajo, al navegar por internet, al viajar, al descubrir la historia. Hemos creado expresiones extraordinarias de belleza, de amor, de sabiduría, de tecnología, de colaboración. Sin embargo, al mismo tiempo, hemos violentado y explotado la Tierra, a la vida, a los animales y a nosotros mismos, con un sadismo y un desprecio que no se da en ninguna otra expresión de vida. Hemos creado instituciones sociales, como el capital, el mercado, el estado o la propiedad privada, entre otras, que se perpetúan por encima del cuidado de la Tierra, de la vida y del mismo ser humano.

Esta paradoja podemos comprenderla como expresión de un gran viaje de lo humano, como nos cuentan las tradiciones ancestrales, como el relato de un mítico eterno retorno, eterno viaje cíclico de ida y vuelta a un origen modificado por el propio viaje, una aventura de despliegue y repliegue de la conciencia y la naturaleza que somos. Como si durante un tiempo nos fuéramos alejando de un origen remoto, desplegando y descubriendo nuestras extraordinarias facultades y, al mismo tiempo, al desplegarlas nos encontráramos con ambas caras, con nuestra capacidad de crear pero también con nuestra capacidad de destruir. Como un muchacho que se va de casa a explorar el mundo, hemos vivido experiencias y tenido aprendizajes que nos han permitido explorar nuevas posibilidades, algunas magníficas, llenas de creatividad, conciencia y amor. Sin embargo, ese viaje también ha tenido consecuencias inesperadas, y es que nos hemos perdido, nos hemos alejado de quienes somos. Nos hemos separado de nuestra naturaleza humana, de nuestro carácter de ser vivo, de vida, de nuestra pertenencia a la Tierra y al cosmos.

Una de las características del viaje ha sido el olvido o el ocultamiento a nuestros ojos de nuestra verdadera naturaleza, al menos durante un tiempo y/o para la mayor parte de los propios humanos. Sin embargo, ahora muchos nos damos cuenta de que no podemos continuar así, que así no tiene sentido. Que nos hemos separado, de nosotros mismos, de los demás, de la vida. Que vivimos desconectados de nuestras necesidades y deseos reales, que vivimos desconectados de quienes somos. Y, si en algún momento, conectamos con ellos, nuestra propio carácter biológico y psíquico de personalidad, inmerso en la estructura de la sociedad capitalista actual, no reconoce la capacidad y la posibilidad de vivir y satisfacer esos deseos y necesidades.

Sin embargo, parece que cada vez somos más quienes deseamos regresar, reconectar y recuperar esa naturaleza que somos, volver a vivir de acuerdo con ella. Así que el reto parece estar en reconocer qué somos más allá de lo que estamos viviendo como humanidad, y elegir conscientemente por qué vida apostamos y a qué poderes renunciamos, al haberlos vivido y comprender sus consecuencias. De lo que se trata es de regresar a lo que somos, lo vivo y lo natural, de reconocer la dirección y emprender vías, herramientas y enfoques para, individual y colectivamente, volver a lo humano.

Desde hace más de veinte años me topé con los enfoques y herramientas que para mí han sido las vías de regreso a casa más cualitativas que he encontrado: la bioenergética y el tantra no dual.  Después de indagar en ellas, la mejor forma que he encontrado de profundizar y de aprehender en estas vías ha sido enseñando y acompañando procesos humanos, profesionalmente, mediante estos enfoques integradores del organismo, el cuerpomente y la energía. Sin embargo considero fundamental complementar estas herramientas con la comprensión que proporciona el contexto en el que se inscribe la persona y su problemática, no sólo del entorno familiar, si no también de la complejidad histórica y social del ser humano actual.

Así ha nacido la metodología que propongo y que he llamado trika (antes no dualidad orgánica). La no dualidad orgánica es una aventura de transformación profunda hacia la reconexión con nuestra auténtica naturaleza humana, viva y ecológica, hacia la construcción del artesano universal que somos cada uno, hacia un ser humano que despliega todo su potencial creativo y de acción al servicio del universo. Una exploración creativa que integra bioenergética, tantra no dual y conciencia histórica y social.

Por todo ello tengo una sensación doble. Por un lado la de un profundo sentir de considerarme aprendiz y de no saber, de estar aprendiendo constantemente y de hacerlo como los cangrejos, dos pasitos para adelante, uno para atrás y dos más para el costado. Sin embargo, por otro lado, tengo la sensación de disponer de una posición privilegiada en la exploración del viaje de regreso a lo humano, viaje que yo mismo vivo, todo lo cual me encanta compartir y siento mi misión de vida, no sólo mi profesión. Acompañar a otros humanos en este regreso a lo humano en el que vamos juntos resulta, muchas veces, cuando la persona desea realmente vivir este proceso, apasionante y fuente de más aprendizaje y gozo. ¡Me encanta la tarea! Así que, ya lo sabes, si te apetece te acompaño en este viaje de regreso a lo humano, reconectando con tu naturaleza.

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